miércoles, 16 de noviembre de 2011

PORFIRIATO

Porfiriato o Porfirismo es el período de 34 años en el que el ejercicio del poder en México estuvo bajo control de Porfirio Díaz. Este período comprende de 1876 (al término del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada) a mayo de 1911, cuando Díaz renunció a la presidencia por la Revolución encabezada por Francisco I. Madero, Francisco Villa, Emiliano Zapata y los hermanos Flores HYPERLINK "http://es.wikipedia.org/wiki/Hermanos_Flores_Mag%C3%B3n"Magón.
El Porfiriato fue un periodo que provocó grandes desigualdades entre la población mexicana, y generó estabilidad económica y política al costo de la concentración de la riqueza en un pequeño grupo y la supresión de numerosas libertades civiles de la época.
Presintiendo que el presidente Lerdo de Tejada intentaría reelegirse, Porfirio Díaz volvió a levantarse en armas. Formado en la guerra de Reforma y durante la intervención francesa, Díaz gozaba de gran prestigio entre los militares y de renombre en los círculos políticos del país. Con el triunfo del Plan de HYPERLINK "http://es.wikipedia.org/wiki/Plan_de_Tuxtepec"Tuxtepec, el cual lo llevó a la Presidencia de México para gobernar el periodo que comprende de 1876 a 1911 con un breve intermedio durante el gobierno de Manuel González.
En los 31 años del Porfiriato se construyeron en México más de 19 000 kilómetros de vías férreas con la inversión extranjera; el país quedó comunicado por la red telegráfica; se realizaron inversiones de capital extranjero y se impulsó la industria nacional.
Porfirio Díaz introduce en la Constitución de 1857 el principio de no reeleción inmediata, al terminar su primer periodo (1877-1880) cede el poder a su compadre Manuel Gonzáles (1880-1884). Al terminar Gonzáles, se reelige Díaz, deroga de la Constitución la limitación a la reelección, que él mismo introdujo y que fue su bandera en la lucha contra Juárez y Lerdo de Tejada. Gobierna ininterrumpidamente desde 1884 hasta su renuncia 1911.
En este periodo se continuó el esfuerzo iniciado con Manuel González por superar la educación en todos sus niveles; hombres de la talla de Joaquín Baranda, Ezequiel Chávez, Enrique C. HYPERLINK "http://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_C._R%C3%A9bsamen"Rébsamen, Ignacio Manuel Altamirano y Justo Sierra Méndez le dieron lustre a este proceso que incluyó desde los jardines de niños hasta la educación superior.
Aunque Porfirio Díaz reiteraba que ya el país se encontraba listo para la democracia, realmente nunca quiso dejar el poder y en 1910, a la edad de 80 años, presentó su candidatura para una nueva reelección, la cual fue rechazada por el público obrero. Ante estos hechos, Francisco I. Madero convocó a la rebelión, la cual surgió el 20 de noviembre de ese año, y terminó con la entrada triunfal a la ciudad, derrotando al dictador.
Chihuahua fue el principal escenario de las derrotas porfiristas ya que Pancho Villa y Pascual Orozco conquistaron Ciudad Guerrero, Mal Paso, venció en la batalla de Casas Grandes, Chihuahua y la toma de Ciudad Juárez, por el Sur, Emiliano Zapata al frente de sus tropas campesinas, amagaban la capital y derrotaron en Cuautla el 5to.
El progreso del porfiriato
Don Porfirio recibió un país en quiebra.
A partir de su segundo periodo, empieza una etapa de progreso apoyada en nuevas leyes e invesiones extranjeras, se promulga la Ley Sobre Colonización y Compañías Deslindadoras (1883) y los códigos de Minería (1884 y 1887) y Comercio (1884 y 1889).
A través de vías férreas comunicó las diferente regiones del país, hasta entonces aisladas y con economías en gran parte independientes, de 660 Km aumentaron a 19205 Km, 29 veces.
Las finanzas se desarrollaron, de uun banco en 1876 había 32 en 1910. La minería crece y exporta, se crea el sector industria, prácticamente inexistente hasta antes de don Porfirion en 1901 se iniciaron las exploraciones petroleras, mediante conseciones a extranjeros.
En 1896, bajo el ministro de Hacienda Ives Limantour, se logro por primera vez en el México independiente, un superátiv en las finanzas públicas, renegocia la duda externa, en 1910 había un superátiv de 136 millones de pesos en las arcas gubernamentales.
La hacienda fue la unidad agraria del porfiriato, aunque se entregaron 7 millones de hectáreas a campesinos, hubo abusos y despojos al aplicarse la Ley de Terrenos Baldíos y los deslindes.
La devaluación de la plata, la recesión internacional en 1907 y 1908, más los abusos de algunos hacendados y empresarios que rodeaban a Díaz, fueron factores que contribuyeron al descontento que desencadenó la Revolución de 1910.
Actividades marítimas y portuaria
Durante esta época la marina mercante nacional recibió un impulso inusitado. Se legisló mediante códigos de fechas 1884 y 1889, se reconoció que la marina se encontraba en un estado deplorable.
Al final del Porfiriato se intensificó el tráfico marítimo en el Golfo, toda vez que llegaban periódicamente buques de diez compañías navieras, entre europeas, americanas y mexicanas. Por lo que toca al Pacífico, sólo una línea inglesa y dos mexicanas daban servicio.
Con el crecimiento del tráfico marítimo hubo necesidad de acondicionar varios puertos, como los de Veracruz, Manzanillo, Salina Cruz y especialmente el de Tampico.
Motivo de preocupación del gobierno, fue el enlace de los puertos con el interior del país y para ese fin se construyeron las vías férreas que comunicaron a Veracruz con la capital, Salina Cruz y Coatzacoalcos; no se concluyó la de México a Acapulco y solamente una parte de la México a Tampico.
En Tampico se comenzaban los trabajos para la reconstrucción del muelle fiscal; se inauguraban varios faros en la costa oriental de Yucatán y en Puerto Ángel, Oaxaca, así como algunas balizas luminosas en Antón Lizardo, Veracruz y en el Puerto de La Paz, Baja California. Los puertos de Veracruz, Tampico y Salina Cruz, siempre merecieron la más alta atención del gobierno del General Díaz.
Obras de la Secretería de Comunicaciones y Obras Públicas
El 13 de mayo de 1891 se promulgó una Ley expedida por el Congreso, virtud a la cual se establecía la distribución de los quehaceres públicos del Poder Ejecutivo en siete Secretarías de Estado, entre las que figuraba por primera vez la de Comunicaciones y Obras Públicas, lo que viene a significar un cambio en la política de construcción de caminos, considerándose que las carreteras y su desarrollo eran indispensables para impulsar la economía del país.
A fin de organizar las instancias administrativas dispersas que atendían los servicios de comunicación nacional, quedaron incorporados a este nuevo Ministerio 12 sectores: Correos Internos, Vías Marítimas de Comunicación o Vapores, Faros, Unión Postal Universal, Telégrafos y Teléfonos, Ferrocarriles, Monumentos, Carreteras, Calzadas y Puentes, Lagos y Canales, Consejería y Obras con el Palacio Nacional y Chapultepec, y Desagüe del Valle de México.
Esta Secretaría (llamada por muchos autores Ministerio) de Comunicaciones y Obras Públicas conservó su estructura institucional durante el período revolucionario.
Cultura y sociedad
La literatura fue el campo cultural que más avances tuvo en el Porfiriato. En 1849, Francisco Zarco fundó el Liceo Miguel Hidalgo, que formó a poetas y escritores durante el resto del siglo XIX en México. En 1867 el escritor Ignacio Manuel Altamirano fundó las llamadas "Veladas Literarias", grupos de escritores mexicanos con la misma visión literaria. Entre este grupo se contaban Guillermo Prieto, Manuel HYPERLINK "http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Payno"Payno, Ignacio Ramírez, Vicente Riva Palacio, Luis G. Urbina, Juan de Dios HYPERLINK "http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Dios_Peza"Peza y Justo Sierra.
El escritor guerrerense Ignacio Manuel Altamirano creó grupos de estudio relacionados a la investigación de la Historia de México, las Lenguas de México, pero asimismo fue impulsor del estudio de la cultura universal. Fue también diplomático, y en estos cargos desempeñó la labor de promover culturalmente al país en las potencias extranjeras, murió el 13 de febrero de 1893 en San Remo, Italia.
En 1887, Díaz inauguró la exhibición de monolitos prehispánicos en el Museo Nacional, donde también fue mostrada al público una réplica de la Piedra del Sol o Calendario Azteca. En 1908 el museo fue dividido en dos secciones: Museo de Historia Natural y Museo de Arqueología.
La política exterior
A la par de la búsqueda por la estabilidad política mediante la reorganización y control del ejército y la pacificación del país, el Presidente Díaz encaminó sus esfuerzos a obtener el reconocimiento internacional. Gran Bretaña fue la última en reconocer al gobierno de Díaz (1884). España lo otorgó el mismo año en que el general oaxaqueño asumió la presidencia, 1877, y Francia lo hizo en 1880.
Para el logro de sus objetivos en política exterior, el Presidente Porfirio Díaz contó con la colaboración de expertos que se habían forjado en las últimas décadas. Las dos figuras más importantes, fueron sin duda, Matías Romero e Ignacio Mariscal. El primero, quien se desempeñó como Ministro de México en Washington de 1882 a 1898, logró generar una política bilateral con los Estados Unidos aprovechando las oportunidades comerciales que se abrían. Mariscal, quien se desempeñó por casi treinta años como Secretario de Relaciones de 1880 a 1910.
En abril de 1878, Estados Unidos reconoció el gobierno del presidente Díaz. Con la modificación de una serie de leyes México abrió sus puertas a la inversión extranjera.
Las principales fuentes de capital extranjero invertido en México durante el Porfiriato venían de Estados Unidos y Gran Bretaña. Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación que facilitaran el comercio e hicieran más estrechos los vínculos económicos entre ambos países.
Con las grandes propiedades, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente, sobre todo en la producción de henequén, café, cacao, hule y chicle.
La política expansionista sostenida años atrás por Estados Unidos y de la cual México había sido víctima seguía presente en la memoria colectiva de la nación, y su nueva variante, la invasión pacífica que suponía un expansionismo de orden económico, no podía ser halagüeña.
Un factor que favoreció en gran medida las inversiones británicas fue la participación que los miembros del gobierno mexicano tuvieron en las empresas extranjeras mineras, petroleras, ferrocarrileras, y de servicios principalmente.
El marcado favoritismo del gobierno de Díaz hacia el capital británico no fue suficiente para detener la expansión económica norteamericana en México.
A pesar de la abierta simpatía que Díaz siempre mostró por el capital europeo, la relación con Estados Unidos era estrecha.
Para impulsar el desarrollo económico y el progreso material, la política exterior del Porfiriato fue la piedra angular. Durante los 34 años de dictadura el gobierno mexicano se comportó con independencia y valentía frente a las presiones que por momentos ejercía Washington sobre la administración de Díaz. El cumplimiento de los compromisos de la deuda definió desde 1878, la estabilidad y cordialidad de la relación bilateral.
Francia, España y Alemania alcanzaron un nivel sin precedentes. Inglaterra, por su parte, se convirtió en el contrapeso ideal en áreas estratégicas como la minería, los ferrocarriles y el petróleo. Porfirio Díaz mandó de embajador al Japón a su propio hijo porque ambos pueblos veían el auge del monstruo del norte como peligroso.
Incluso en Centroamérica, la diplomacia mexicana actuó con independencia y se opuso a los intentos de Guatemala, auspiciados por Washington, de crear una sola nación con el resto de los países centroamericanos.
La política exterior de aquellos años, conducida por Porfirio Díaz y por sus Ministros de Relaciones Exteriores, Ignacio Luis Vallarta e Ignacio Mariscal fue radicalmente opuesta a la que se siguió en la primera mitad del siglo. Lejos de ser vaga e idealista con posiciones tajantes que no admitían negociación, esta diplomacia tuvo objetivos muy concretos -como lo fue el lograr el reconocimiento norteamericano- que iban a ser alcanzados con acciones pragmáticas y acomodaticias.
El gobierno de Díaz mataba así dos pájaros de un tiro, ya que era obvio que no sólo necesitaba evitar el conflicto, sino que también requería del capital y de la tecnología del vecino del norte para el ansiado desarrollo económico. Ambas cosas las consiguió al mismo tiempo.
A pesar de todo la relación con Estados Unidos marchó como en ningún otro momento del siglo XIX: en un ambiente de amistad, paz y apoyo. Con las fronteras abiertas a las inversiones extranjeras y la estabilidad política garantizada por don Porfirio, el gobierno estadounidense respiró tranquilo en Washington durante más de tres decenios. Tan estable se presentaba la administración de Díaz, que los políticos de Estados Unidos se convirtieron en accionistas de las principales compañías petroleras y ferrocarrileras.
 Durante los gobiernos de Porfirio Díaz se registraron dos hechos importantes para la administración pública. El primero, al expedirse el 11 de febrero de 1883 el quinto Reglamento Interior del Ministerio de Relaciones Exteriores, y el segundo, al decretarse la existencia de siete secretarías para el despacho de los asuntos de orden administrativo del gobierno federal, el 13 de mayo de 1891, estableciéndose la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Don Porfirio Díaz mantuvo una posición firme en asuntos de la política exterior, ya que también desarrolló una postura de acercamiento industrial, comercial, cultural y financiero hacia los países europeos.
La caída de Díaz
A partir de 1900 surgen los clubes liberales, germen del Partido Liberal Mexicano que a travéz de publicaciones criiticaan el régimen de Díaz.
Las declaraciones del General Díaz en una entrevista al periodista norteamericano Greelman, en 1908, incentivaron la actividad política, don Porfirio Díaz señaló que el pueblo que le pueblo mexicano estaba apto para la democracia y manifestó sus intenciones de retirarse al terminar el periodo en 1910.
Surgen varios partidos políticos: Nacional Porfirista, el Reeleccionista, el Reyista, entre colaboradores y simpatizantes de Díaz, el Nacional Democrático entre Díaz y la oposición y el de mayor oposición, el  Partido Antireeleccionista, que lanza a Francisco I. Madero como candidato a la presidencia.
Ante el éxito de Madero en su campaña electoral, Díaz lo encarcela antes de las elecciones de junio de 1910, el gobierno declara triunfador a Porfirio Díaz en las elecciones para gobernar de 1910 a 1916.
Madero escapa de prisión y huye a Estados Unidos, desde San Antonio proclama el Plan de San Luis, declara ilegales las elcciones, se  proclama presidente y se anuncia el inicio de la Revolución para el 20 de noviembre.
En mayo de 1911, Pascual Orozco toma Ciudad Juárez, Díaz, según expresó, para evitar derramamientos de sangfre, celebra los Tratados de Ciudad Juárez con los rebeldes el 21 de mayo. Porfirio Díaz renuncia a la presidencia cuatro díaz despues y abandona el país por Veracruz y muere en París en 1915.

 

  

 



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